Allá por octubre del 2020 el mundo del fútbol estaba pendiente de la evolución de una de las jugadoras más mediáticas del deporte: Alex Morgan.
La estadounidense había fichado por el equipo inglés del Tottenham Hotspur y hace 5 meses apenas que la jugadora había dado a luz. Las imágenes de Morgan asistiendo a los partidos de las Spurs tras su embarazo dieron la vuelta al mundo. 2 semanas después, la delantera debutaría finalmente en un partido frente al Reading.
Ganadora de dos Copas del Mundo, la competición más importante en el fútbol y también ganadora del Oro en unos Juegos Olímpicos. Pero sobre todo madre a tiempo completo, o a todo el tiempo posible que le queda fuera de su carrera como futbolista.
Morgan comentó en entrevistas que al volver a los entrenos era la más lenta de todo el equipo. Le tomó un tiempo recobrar feeling con la pelota y comentaba la dificultad de equilibrar su recuperación con las tareas de cuidar a un ser humano.
Pero el caso de Morgan evidentemente no es el único. Incontable es el número de profesionales que regresaron a la alta competición después de dar a luz: Serena Williams volvió a jugar tenis después al sexto mes después de dar a luz. Otras atletas olímpicas como Jessica Ennis-Hill o Jo Pavey que llegó a sus quintas Olimpiadas con 42 años y tras haber dado a luz en dos ocasiones.
Lo importante para cualquier mujer es saber que las comparaciones son científicamente, la peor manera de proceder en estos casos. No solo porque las atletas ya llevan consigo un bagaje físico que en su mayoría las hace estar mejor preparadas para la reinserción al deporte, sino porque todos los embarazos tienen un efecto muy diferente en todas las mujeres, y las consecuencias varían mucho de mujer a mujer.
El crecimiento y decrecimiento del bulto femenino durante el embarazo desplaza el centro de gravedad que tiene un efecto en todo el sistema muscular ya que se camina de forma diferente por causa de un balance alternativo.
Al mismo tiempo que el vientre crece, otros órganos se ven comprimidos como los pulmones que reducen un poco su capacidad. El cambio de hormonas puede conducir a un incremente de riesgo de lesiones en las articulaciones y ligamentos. La fatiga en el suelo pélvico puede conducir a un periodo de incontinencia después de dar a luz, por lo que muchas deportistas tienen que hacer uso de parches o toallas sanitarias especiales o bien utilizar pantalones negros para disfrazar cualquier fuga.
Hay otros aspectos más difíciles de medir como los emocionales. La sociedad pensará que hay un botón mágico una vez que das a luz, y que debes volver a la normalidad, pero no es así.
Hay otros casos como el de Nataly Cárdenas que jugó en el Pachuca Femenil cuando el equipo lideraba los pronósticos del fútbol mexicano e incluso salió campeona de la Copa MX y subcampeona de la Liga MX con las Tuzas.
Nataly aguantó hasta el segundo mes de embarazo hasta dejar de entrenar con su equipo y en su contrato no había ninguna cláusula que tomará en cuenta este contexto. El Pachuca no la renovó y tuvo que buscarse otro equipo. Nunca encontró la tranquilidad de no ser juzgada por tener un hijo y aun así seguir persiguiendo su sueño de deportista de alto nivel.
Es por esto que hoy en día es más importante que nunca seguir insistiendo en la consideración por parte de instituciones y aquella parte de la sociedad que no toman en cuenta realmente estos cambios anatómicos.
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