El canon de belleza griego y el actual

El canon de belleza representa aquello que una comunidad considera ‘agradable estéticamente’, y varía en función de la época y el lugar. A lo largo de la historia los cánones de belleza han ido cambiando y evolucionando, aunque en muchas ocasiones tienen similitudes, como ocurre con el canon de belleza griego y el actual.

Qué es el canon de belleza

La palabra canon viene del griego ‘kanon’ que significaba “regla o vara para medir”. El canon de belleza representa lo que una comunidad interpreta como agradable estéticamente, o lo que se ajusta a los parámetros establecidos para un conjunto de personas o cosas. Aplicado al cuerpo humano, el canon de belleza se refiere a la idea del ‘cuerpo perfecto’, al que se le atribuyen una serie de características.

Los cánones de belleza dependen mucho del espacio y el tiempo en el que se construyen, por lo que han variado a lo largo de la historia. Si bien parece que ya desde la prehistoria el ser humano tenía ciertas preferencias estéticas, no es hasta la Antigua Grecia cuando surge un canon de belleza muy bien definido.

El canon de belleza griego

El canon de belleza de la Antigua Grecia se basaba principalmente en la armonía y las matemáticas. De hecho, para los antiguos griegos la simetría era el símbolo de la belleza y la perfección.

Precisamente basándose en las matemáticas, el escultor Policleto (famoso por sus esculturas de atletas) desarrolló el ideal de belleza conocido como la ‘divina proporción’. Esta regla marcaba que el cuerpo debía medir siete veces la cabeza para que tuviese las proporciones perfectas. Más adelante, el también escultor Lisipo cambió esta medida, indicando que el cuerpo debía medir ocho veces la cabeza. Dicho cambio se vio reflejado en las esculturas a partir del siglo IV a.C., que empezaron a ser más estilizadas.

Las mujeres ideales en la Antigua Grecia eran de miembros pequeños, delgadas pero con caderas anchas y muslos generosos, cabello ondulado, senos pequeños y torneados, ojos grandes, nariz afilada y mejillas, boca y mentón ovalados. En cuanto a los hombres, el ideal de belleza eran los cuerpos altos, atléticos y musculosos, con piernas largas, mucho cabello, nariz y mandíbula poderosa, ojos amplios y boca pequeña.

Los griegos cuidaban mucho su cuerpo, razón por la cual no toleraban la grasa ni lo senos voluminosos. También se tenía en cuenta la destreza física, la delicadeza y la consonancia en las formas.

El canon de belleza actual

El canon de belleza actual de occidente tiene algunas similitudes con el griego, ya que se busca que el cuerpo esté atlético y delgado mediante el ejercicio físico y la buena alimentación. No obstante, también se pueden encontrar algunas diferencias.

Actualmente las mujeres ‘perfectas’ son aquellas que son altas y muy delgadas, con caderas pronunciadas y pechos grandes, firmes, simétricos y sólidos. Estas características se concretan en las conocidas medidas de 90-60-90. Asimismo, son cualidades del canon de belleza femenino la piel bronceada y tersa, los ojos grandes, la nariz pequeña, los labios gruesos, el vientre liso, el pelo largo y las piernas largas y torneadas. En cuanto a los hombres, se prefiere a aquellos que están delgados y musculosos, con muy poca grasa corporal. A estas características se agrega también un cuidado del cuerpo cada vez más frecuente, con una preocupación por el pelo, el vestuario y el vello corporal que antes no tenían los hombres.

En general el canon de belleza actual se basa en aparentar juventud y tener una figura firme. Es por ello que tanto hombres como mujeres pasan horas en el gimnasio y quieren seguir dietas para mantener el cuerpo delgado. Asimismo se recurre al uso de cosméticos y tratamientos de estética.

La preocupación constante por el aspecto físico es una característica más de la sociedad actual. Aunque no hay nada de malo en cuidar la apariencia, hay que recordar que la belleza es algo subjetivo, a pesar de que existan ciertos cánones que se aprenden a través de los medios y la publicidad. Una preocupación desmedida por el aspecto físico puede conducir a la aparición de trastornos alimenticios y pérdida de autoestima.

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