5 recomendaciones para empezar el día feliz y con más energía

Dime cómo empiezas tu día y te diré como te sientes. La manera en la que comenzamos la jornada es de gran importancia para mejorar nuestro estado de ánimo y sentirnos más enérgicas. A continuación te contamos cuáles son las recomendaciones que aconsejan los expertos para empezar el día feliz y con más energía.

Empieza el día con una ducha fría

Llevamos un ritmo de vida tan frenético, que es bastante habitual dormir menos de lo que deberíamos, o que estas horas de sueño no sean suficientes para levantarnos a tope de energía.

Una forma de llenarnos de energía y distraernos de posibles sentimientos negativos es darnos una buena ducha con agua fría nada más despertar.

Desayuno siempre, pero sin dulce

Lo primero que comes cada día determinará las decisiones que tomes el resto del día sobre la comida. El objetivo del desayuno es aportarte energía mediante los nutrientes que tu cuerpo necesita, pero también mantener tus niveles de insulina y glucosa equilibrados.

Olvida los desayunos repletos de dulces, mejor incluir una proteína saludable, hidratos de carbono integrales y una ración pequeña de grasas saludables.

Empieza el día agradeciendo

Ser agradecida es una buena forma de atraer cosas buenas y empezar el día más feliz.

Te proponemos que cada mañana escribas tres cosas buenas y las visualices, para que la energía positiva te invada.

Otra recomendación que te ayudará a empezar el día más feliz es practicar algún ejercicio de meditación.

Pasar un rato al aire libre por la mañana

Pasar tiempo al aire libre es necesario para regular los ritmos circadianos, además de ayudarnos a sentirnos mejor.

Los expertos recomiendan salir a pasear media hora antes de las diez de la mañana, por ejemplo, yendo al trabajo andando o bajar del medio de transporte unas paradas antes.

Establece una rutina que te ayuda a ser más eficiente

Las rutinas no siempre son malas, de hecho pueden ser muy positivas para nuestro cerebro. Ya que estas nos ayuda a reducir el número de decisiones que debemos tomar cada día, con el ahorro de carga mental que esto puede suponer.

Por ejemplo, te ayudará a configurar un uniforme de trabajo propio, a prepararlo el día de antes o establecer un tiempo determinado cada día para valorar las posibles situaciones que estén escapando a nuestro control o a nuestra rutina.

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