Para tener un rostro limpio es imprescindible lavarlo al menos dos veces al día, una al levantarse y otra antes de irse a la cama. Con un jabón diario específico para el tipo de cutis de cada persona se pueden eliminar las impurezas, la suciedad y los restos de maquillaje. De esta manera se evitarán las infecciones.
No obstante, además de la limpieza diaria es necesario realizar una más profunda periódicamente. Esta limpieza profunda sirve para eliminar las células muertas, deshacerse de la grasa obstruida en los poros, retirar puntos negros y espinillas y estimular la renovación celular. Se recomienda realizar esta limpieza profunda cada 10 o 15 días o una vez al mes. La periodicidad dependerá del estado de la piel y las necesidades de la misma.
Numerosos centros de estética ofrecen entre sus tratamientos la limpieza profunda de cutis. No obstante, realizarla en casa no es complicado. Sólo hay que contar con el material adecuado y seguir unos sencillos pasos.
Cómo realizar la limpieza de cutis casera paso a paso
Los productos básicos para realizar una limpieza de cutis son: gel limpiador, agua, gasas, toalla, tónico facial, crema hidratante y producto exfoliante. Para llevar a cabo una limpieza profunda de cutis hay que seguir estos pasos:
- Lavarse bien la cara: lo primero es eliminar los restos de maquillaje y suciedad para evitar infecciones, usando agua fría (para estimular la circulación) y un jabón facial. Es importante que este jabón se adecúe al tipo de cutis (seco, mixto o graso).
- Abrir los poros: con el objetivo de desobstruir los poros con más facilidad hay que abrirlos con un baño de vapor. Para hacerlo hay que calentar una olla con agua hasta que le quede poco para hervir. Entonces se retira del fuego y se coloca el rostro a unos 30 centímetros con una toalla cubriendo la cabeza para retener el calor. Lo ideal es mantener el rostro así entre 5 y 10 minutos. Otra forma menos incómoda de abrir los poros es aprovechar el vapor que se genera tras darse una ducha caliente o aplicar gasas con agua caliente en el rostro durante unos minutos.
- Exfoliar: una vez que los poros están abiertos es el momento de realizar una exfoliación. Para ello hay que mojar un poco el rostro y aplicar el producto exfoliante con las manos o un cepillo especial, desde la frente hacia abajo, realizando movimientos circulares. Es importante hacer especial hincapié en la nariz, la barbilla y los pómulos, donde se suele acumular la suciedad. Por el contrario, hay que evitar el contorno de los ojos y los labios. Luego se retira el exfoliante con agua templada y se seca el rostro con una toalla limpia.
- Eliminar los puntos negros: antes de realizar este paso hay que lavarse muy bien las manos para no infectar el cutis. La extracción se debe realizar apretando los poros donde hay puntos negros con las yemas de los dedos envueltas en gasas asépticas, nunca con las uñas, porque éstas dejan marcas en la piel. Además, no se deben apretar las zonas enrojecidas que anteceden a las espinillas, sino sólo los puntos negros que no se han infectado.
- Aplicar un tónico: este producto termina de eliminar las impurezas y cierra los poros. Al igual que el gel, debe estar adaptado al tipo de piel de cada persona.
- Terminar con la crema hidratante: la limpieza debe finalizar con una buena hidratación que nutra el rostro y lo ayude a regenerarse. Para ello se puede usar la crema hidratante diaria.
Tras terminar la limpieza es recomendable no aplicar maquillaje hasta pasadas 12 horas, ya que podría irritar la piel porque los poros aún están algo abiertos.
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