El rostro habitualmente está lleno de imperfecciones como rojeces, ojeras, espinillas… que no son fáciles de tapar. A la hora de maquillarse no basta con la capa base normal para que desaparezcan, sino que es necesario aplicar un producto específico, el corrector de color. No obstante, existen varios tonos y no todos sirven para lo mismo. ¿Sabes cuál es la función de cada uno de ellos?

Para qué sirve un corrector de color

El corrector de color sirve para disimular las imperfecciones del rostro cuando uno se maquilla. Debido a que existen diferentes tipos, la clave para elegir el correcto está en recurrir al tono opuesto al del defecto que se quiera esconder. Para conocer cuál es hay que fijarse en el círculo de colores de la teoría cromática. Por ejemplo, de forma general el corrector amarillo servirá para tapar tonos morados de la piel, y el corrector morado para suavizar la piel amarillenta, ya que estos dos colores están en lugares opuestos en el círculo cromático.

¿Para qué se debe utilizar cada color?

Si bien los colores de corrección más utilizados son el verde, el violeta, el amarillo y el natural, existen muchos más tonos, cada uno de los cuales neutraliza un tipo de imperfección diferente:

También se puede incluir dentro de los correctores el color blanco, aunque sirve más bien como iluminador que como corrector, por lo que no debe ser usado para tapar imperfecciones.

Cómo aplicar el corrector

No todos los correctores tienen siempre la misma textura, sino que existen diferentes tipos:

La forma de aplicar uno u otro tipo de corrector dependerá de la textura del mismo, pero en cualquier caso lo mejor es hacerlo con el dedo anular o con una brocha, dando ligeros golpecitos en la zona. Posteriormente hay que difuminarlo con movimientos suaves y circulares. Si al final se añaden unos polvos traslúcidos, el corrector no se cuarteará y durará más tiempo.

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