El cabello está expuesto a multitud de productos, elementos naturales y temperaturas que lo pueden volver frágil y quebradizo si no se toman medidas. No basta simplemente con utilizar ciertos productos de cuidado (de hecho un exceso de ellos puede ser contraproducente), sino que hay que tomar medidas activas para evitar que los factores externos dañen el cabello. En función del tipo de pelo y de los tratamientos a los que lo sometamos, los cuidados deberán ser diferentes.
Tipos de daños del pelo
Esencialmente existen dos tipos de daños del cabello : químicos y ambientales.
- Daños químicos: se producen cuando el pelo se somete a diferentes tratamientos para cambiar su aspecto mediante productos como tintes, permanentes, alisamientos, queratinas, mechas, etc. Todos estos productos alteran la estructura natural del cabello y hacen que pierda brillo, textura y suavidad.
- Daños ambientales: provocados por la exposición a elementos externos como el agua con sal (mar) o cloro (piscina), la contaminación o el sol. En el caso del mar y la piscina, sus componentes afectan a las cutículas desde la raíz, causando que se rompan. Por su parte, la luz ultravioleta quita la capa protectora de la cutícula, dificultando la retención de humedad. Se incluyen en este caso también los daños provocados por altas temperaturas de planchas, rizadores o secadores.
Evitar los daños provocados por el sol
Al igual que la piel, el pelo tiene que protegerse ante los daños de la luz ultravioleta. La radiación UV ejerce una acción sobre la cutícula similar a la decoloración, y acaba descomponiendo la Queratina (proteína del pelo). Esto puede provocar que el pelo se vuelva seco y frágil. Para evitarlo, basta con utilizar una gorra o sombrero que proteja al pelo del sol, o utilizar un produzco especial que actúe como protector solar del cabello.
Evitar los daños provocados por las altas temperaturas
La plancha, el rizador y el secador se han convertido en aliados imprescindibles de la estética. Algunas personas incluso usan diariamente la plancha para dejar liso su cabello. Esto a la larga provoca daños permanentes difíciles de arreglar. El calor torna quebradizo y frágil el pelo, escama la cutícula y abre las puntas.
- Daños provocados por la plancha: para evitarlos, lo primero que hay que hacer es utilizar un protector de calor, que creará una barrera entre la fibra capilar y el calor de la plancha. A la hora de calentar el aparato no conviene hacerlo a una temperatura mayor de 200 grados, ya que esto dañaría el cabello de manera irreversible. Para pasarla, en cabellos finos se debe hacer con rapidez y, en los gruesos y rizados, más lentamente pero sin detenerse.
- Daños provocados por el secador: al igual que con la plancha, lo primero es utilizar un protector de calor. A la hora de utilizarlo hay que vigilar que: la temperatura no supere los 180º, la distancia con el pelo sea de unos 30 centímetros, y que no se deje fijo el secador en un punto de la cabeza. Para sellar la cutícula y aportar brillo conviene terminar el secado con aire frío.
Otros consejos para evitar dañar el cabello
- Para evitar los daños químicos, lo mejor es abstenerse de realizar múltiples cambios de ‘look’ que exijan utilizar mechas, tintes, permanentes, etc.
- Cortar el pelo al menos cada dos meses. En una melena larga las puntas se abren y el pelo se vuelve quebradizo.
- No hay que usar muchos productos de protección. Lo importante es usar los necesarios y adecuados para cada tipo de pelo.
- Desenredar el pelo antes de mojarlo: el pelo húmedo es muy vulnerable, por lo que conviene evitar el máximo de enredos posible. Si se peina el pelo antes de mojarlo se evitarán buena parte de los nudos.
Así pues, lo mejor para tener un cabello bonito, suave y brillante no es someterlo a múltiples cambios, sino cuidarlo para que crezca protegido y natural.
Deja una respuesta