Exfoliar el rostro es un paso esencial en cualquier rutina de belleza y para esto no hace falta más que aprender a preparar un exfoliante facial casero. Aunque en el mercado existe una gran variedad de exfoliantes adaptados a distintos tipos de pieles, inevitablemente contienen algunos químicos. Si lo que se buscan son opciones más naturales, con unos pocos ingredientes caseros se conseguirá un exfoliante facial con múltiples propiedades.
Para qué sirve un exfoliante facial
La exfoliación es uno de los pasos de la limpieza facial, probablemente el más importante. Mediante este proceso se eliminan las células muertas acumuladas en la piel, consiguiendo una mayor suavidad y brillo del cutis. Una vez exfoliada, la piel del rostro puede comenzar su proceso de regeneración celular, dando lugar a un cutis más oxigenado.
Algunos beneficios de exfoliar el rostro son:
- Limpia los poros obstruidos.
- Evita el envejecimiento prematuro de la piel, renovándola para que parezca más joven.
- Consigue un aspecto más luminoso.
- La piel estará más limpia y sedosa.
- Reactiva la microcirculación sanguínea, lo que previene la hinzachón.
5 exfoliantes caseros y su preparación
Hay muchos exfoliantes caseros que se pueden preparar con ingredientes que cualquier persona puede tener en casa. El azúcar es uno de los ingredientes más utilizados porque es humectante y se disuelve rápidamente, además de ser altamente tolerado por todo tipo de pieles. A continuación puedes aprender a elaborar 5 sencillos exfoliantes caseros.
Exfoliante con arroz y agua
Para realizarlo sólo se necesita arroz crudo (medio vaso), 5 gotas de aceite de coco y dos cucharadas de agua. El arroz hay que molerlo en un molinillo de café y mezclarlo con el agua y el aceite de coco para extenderlo después por el rostro mediante masajes circulares. Tras unos minutos se retira la mezcla con agua tibia. En Asia el arroz se usa desde hace siglos para cuidar la piel, ya que tiene propiedades matificantes y exfoliantes.
Exfoliante de azúcar y aceite
Sólo se necesita una cucharada de aceite de oliva virgen extra o de aceite de coco y dos cucharadas de azúcar (preferiblemente de grano fino). Se mezclan ambos ingredientes echando primero el azúcar y luego vertiendo poco a poco el aceite hasta obtener una pasta homogénea. Se aplica sobre el rostro y se masajea con movimiento circulares ascendentes.
Si se desea aplicar como mascarilla, se pueden mezclar 3 cucharadas de azúcar morena y dos de aceite de oliva o de germen de arroz. Se deja actuar sobre la cara 10 minutos y luego se retira con agua tibia.
Mascarilla de avena y leche
La avena permite limpiar la piel en profundidad ya que reduce el exceso de grasa y absorbe la suciedad. Para elaborar esta mascarilla se necesitan 3 cucharadas de avena en copos y un cuarto de taza de leche. Hay que dejar que los copos se hidraten en el líquido durante 10 minutos para obtener cierto espesor. Después se aplica como mascarilla y se deja actuar durante 15 minutos. Es una mezcla ideal para pieles secas pero, si el rostro es graso, se debe sustituir la leche por el agua.
Mascarilla con miel y almendras
Para prepararla se necesitan dos almendras, una cucharada de miel y otra de limón. Las almendras se trituran hasta reducirlas a polvo y se mezclan con la miel y el limón. Después de aplica durante 10 o 15 minutos y se retira con agua templada.
Mascarilla de zanahoria
Además de exfoliar el rostro, ayuda a favorecer la producción de colágeno por lo que es buena para pieles maduras y para prevenir los signos de la edad. Para realizarla hay que pelar una zanahoria y triturarla un poco en la licuadora. Después se mezcla con un poco de crema hidratante facial y se deja actuar durante unos 15 minutos.
Proceso de la exfoliación
Para conseguir que los nutrientes de los ingredientes penetren en las capas más profundas de la piel es importante que primero la cara esté limpia. Para ello hay que desmaquillarla y quitarle toda la suciedad. Entonces se podrá aplicar el exfoliante elegido y masajearlo o dejarlo actuar como mascarilla. En función del tipo de piel, se podrá repetir más o menos veces al mes. Las pieles secas sólo necesitan una exfoliación semanal suave; las grasas, dos veces a la semana; y las pieles sensibles, sólo una exfoliación cada 15 días con un preparado que sea hipoalergénico. Si la piel es sensible hay que evitar además ingredientes como el limón, ya que pueden provocar irritación.
Conviene tener en cuenta que, al ser preparados con ingredientes naturales, algunos de estos exfoliantes se pueden estropear, por lo que es mejor elaborarlos en el momento que se van a utilizar.
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