Septiembre y octubre son dos meses perfectos para retomar buenos hábitos, o iniciarlos. Las vacaciones quedan atrás, volvemos a la rutina y los gimnasios suelen lanzar promociones y actividades dirigidas nuevas. Además, si empiezas a cuidarte ahora, con constancia y sentido común, no solo recuperarás energía, sino que también plantarás la semilla para llegar al próximo verano con mejor forma y salud.
Aquí tienes cinco trucos sencillos para que empieces ya a llevar una vida más activa. ¿Te animas?
Empieza poco a poco
No necesitas hacer horas en el gimnasio desde el primer día; lo importante es construir la costumbre de dedicar dos o tres días a la semana para cuidarte y sentirte mejor.
Puedes empezar por hacer algo todos los días durante 10–20 minutos. Por ejemplo, caminar a paso ligero, una mini sesión de ejercicios en casa (sentadillas, planchas, ejercicios de movilidad con ayuda de una silla) o una rutina de movilidad matinal, de yoga o pilates. Los pequeños éxitos crean el cambio y la constancia. Y pasadas un par de semanas te darás cuenta de que puedes aumentar tiempo e intensidad, sin derrumbe motivacional.
Combina fuerza y cardio: dos pilares que no puedes saltarte
Si quieres resultados visibles y funcionales (más tono, menos cansancio y sentirte y verte mejor), mezcla las dos cosas.
La fuerza (pesas, bandas o ejercicios con tu propio peso) ayuda a mantener y ganar masa muscular; el cardio (caminata rápida, bici, natación) mejora la resistencia y quema calorías. Un esquema inicial realista serían 2 sesiones de fuerza + 2–3 sesiones de cardio moderado a la semana. No hace falta complicarse. En el gimnasio puedes alternar pesas con clases de 30–45 minutos o combinarlo en casa.
Tip: prioriza la técnica antes que el peso. Un movimiento bien hecho vale más que muchas repeticiones mal ejecutadas.
Plantéate metas concretas y medibles (y celebra los pequeños triunfos)
El “quiero estar más activa” es bonito, pero no sirve de nada si no empiezas a moverte hoy. Las metas claras te mantienen en el camino.
Divide la meta grande en hitos semanales y celebra cuando los alcances. La recompensa refuerza el hábito.
Además, apunta tus entrenos en una app o agenda, y también los resultados que está teniendo tu esfuerzo. No hay nada más motivador.
Cuida lo que comes alrededor del ejercicio y prioriza el descanso
Entrenar sin nutrirte ni recuperarte convierte el esfuerzo en frustración.
- Come algo ligero con proteína y carbohidratos 60–90 minutos antes de entrenar (ej.: yogur con avena, tostada con huevo).
- Recupera con proteína en las 1–2 horas siguientes.
- Hidrátate constantemente. La deshidratación merma el rendimiento.
- Duerme. Al menos 7–8 horas de calidad, que ayudan a recuperar músculos y mantener energía.
Si haces pequeños ajustes en la alimentación y el sueño multiplicarás los resultados del ejercicio.
Elige actividades que disfrutes
La adherencia depende del placer: si lo disfrutas, lo repites. Y si notas cambios que te hacen sentir mejor, también.
Prueba varias opciones: Clases colectivas, HIIT, natación, pilates, yoga o caminatas, sola mientras escuchas música o un buen podcast, o con quien te brinde una buena conversación y te motive a salir cuando la pereza te pueda.
Aprovecha que en septiembre y octubre las escuelas y gimnasios lanzan novedades. Muchas ofrecen semanas de prueba, descuentos y horarios más amplios. Unirte a un grupo o tener compañera de entrenamiento aumenta la constancia.
Y si prefieres la intimidad, no faltes a tus clases online, se constante. Puedes apuntar en la nevera las horas al día que vas a ponerte frente a tu televisor y seguir una rutina en Youtube, o con tu entrenador personal.
En pocas palabras
Septiembre y octubre son el momento perfecto para comprometerte con una vida más activa; los horarios vuelven a la normalidad, hay ofertas nuevas y tienes tiempo para construir hábitos que te acompañarán todo el año. Empieza con pasos cortos, mezcla fuerza y cardio, come y descansa bien, marcarte objetivos claros y elige actividades que te hagan feliz. Si lo haces con paciencia, en verano volverás a mirar atrás y sonreír. Los resultados se notan y, sobre todo, se sienten.